Las poderosas vigas y barras de acero pintadas en un característico tono gris azulado se entrelazan infinitamente, unidas por remaches y tornillos, sobre las aguas del río Segura. Este río, que atraviesa la ciudad de parte a parte, se ve sobrepasado majestuosamente por la mole de hierro del puente, que se yergue imperturbable sobre él.
El Puente de Hierro cumple una función esencial, pues une dos de los barrios históricos más emblemáticos de Murcia. Por un lado, enlaza con El Carmen, populoso y castizo barrio situado en la margen derecha del Segura. Por otro, el puente desemboca en la Plaza de la Cruz Roja, donde en tiempo estuvo el hospital de mismo hombre, que da paso al barrio de San Juan, conocido por sus estrechas calles, sus tapas y su vida nocturna.
Cada día, hasta 2003, miles de vehículos cruzaban el Puente de Hierro, aunque desde aquel año ha pasado a ser un puente peatonal, cerrado al tráfico. Este monumento, testigo mudo del crecimiento de la ciudad durante décadas, sigue manteniendo intacto su valor histórico y su atractivo visual. Sus más de cien años de historia le han granjeado un lugar destacado en el corazón de los murcianos.
El Puente Nuevo o Puente de Hierro aparece en In Nomine – El Cordero de Dios al ser punto en que tiene previsto finalizar una manifestación convocada por los vecinos de El Carmen, en protesta por los acontecimientos que están teniendo lugar en el barrio, y en la que están tomando parte Carol y Darío. Siendo el rio zona neutral, los manifestantes deben quedar la derecha, y los efectivos antidisturbios, en entre los que se encuentra el Coronel Ortuño de observador, no se moverán de la margen izquierda.
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